El viaje del Alma - Segunda parte
La Dinámica del Alma

El alma posee entidad propia y necesita un escenario donde desplegar su propio universo.
Como habita en una realidad no física, no le damos validez hasta que, dentro de nuestro cuerpo, nuestro sentir nos pone en contacto con ella.
A partir de ahí, ya no nos cabe ninguna duda.
En una entrevista le preguntaron a Jung si creía en Dios.
Él contestó:
Yo sé, no necesito creer.
La idea de la reencarnación aún no es comúnmente aceptada, a pesar de estar inscrita en todas las civilizaciones ancestrales que lo han mostrado en sus textos sagrados a través de los tiempos.
Cuando una persona recibe por primera vez esta información de manera individual, empieza a comprender muchas de las intuiciones que le acompañan desde la cuna.
Si le preguntas a un niño dónde ha vivido antes, te dirá con toda naturalidad países y sitios que no son el actual, ya que su información espiritual aún no está cerrada.
Los científicos saben que tenemos desarrollado el diez por ciento de nuestro cerebro; de igual modo, nuestro campo de energía sólo nos muestra una parte de nuestra historia, lo demás permanece envuelto en velos que, si la persona lo desea, puede ir descubriendo con la luz de su conciencia.
Hay un Plan maestro tras ello.
La tierra es un lugar de experiencia y aprendizaje en 3D y el resto de nuestro ser dimensional está latente pero no visible. Se ocupa de dirigir nuestra vida por medio de lo que llamamos intuición, un sentir que va más allá de cualquier explicación racional.
Si trajéramos en el consciente todas nuestras múltiples encarnaciones, no viviríamos conformes con la situación que tenemos en ese momento, al tener frescas memorias de vidas mejores, más opulentas, con mejor posición social, éxito o salud, echaríamos de menos a almas afines de otro tiempo y nos instalaríamos en la nostalgia o la amargura.
Igualmente, si recordáramos dramas vividos anteriormente con personas que tenemos en nuestro entorno, no haríamos el trabajo de desarrollar lo que nos toca en esta vida, ya que ese recuerdo teñiría la relación desde un principio.
Sin embargo, el gran juego de la vida consiste en tener esas emociones pasadas en nuestro interior latiendo y el impulso natural a completar lo irresuelto, ambas fuerzas vibrando simultáneamente.
Hay una parte antigua en la recámara y otra completamente nueva para garantizar la transparencia de nuestro punto de partida.
Un atleta en cada olimpiada recordará su anterior logro, pero sabrá que es una nueva oportunidad para fallar, repetir o superar su marca.
La ley de la atracción se ocupa de llevarnos como un imán hacia personas con las que tenemos algo pendiente, bien porque no se vivió un amor incipiente, porqué quedó truncado por las circunstancias del momento de la muerte o por miles de posibilidades más que quedaron sin resolver o sin disfrutar.
He visto en sesiones a antiguos enemigos que se han matado en guerras, elegir en esta vida venir como padres e hijos; es decir, con vínculos de sangre y lazos del amor incondicional para sanar aquellas heridas que quedaron abiertas en otro tiempo y así garantizar la puesta en paz de sus reencarnaciones precedentes.
Si una madre perdió un bebé, grabará en su inconsciente a la hora de su muerte volver a reencontrarse con él en otra vida.
Podrá entonces completar su crianza y lo llenará de un amor más consciente.
Si en varias vidas se ha tenido poder, el alma deseará una vida donde la impotencia le ayude a desarrollar la vida interior y la persona nacerá con minusvalías que le impidan llevar una vida mundana.
Si en una encarnación anterior el sexo ha derivado en abuso, el plan de alma imprimirá un fuerte impulso a la vida monástica, para aprender toda la miríada de posibilidades que da el tema que queremos experimentar en ambos lados del péndulo.
He conocido monjas cuyo plan de alma tenía este diseño.
En mi campo de energía venía inscrita la memoria de haber sido perseguida, quemada o desterrada por dedicarme al mundo espiritual en tiempos de la Inquisición.
Al no poder recibir los frutos entonces, quedó como inversión en el banco del cielo, y en esta vida he tenido mucha más gente de la que he podido atender sin haberlo buscado.
Lo mismo sucede con vidas donde he perpetrado la violencia hacia otros. Tener tantas personas que desean mi energía me ha dado una doble oportunidad, poner en paz vidas que quité poniendo amor y consciencia y recibir lo sembrado en otro tiempo, esta vez con facilidad.
Hay más o menos dos minutos al final de cada vida donde se repasa velozmente todo lo vivido, se graba en la memoria del alma, lo aprendido, lo inconcluso y lo que se desea superar.
Cuando hay muertes violentas, accidentes o asesinatos y el proceso natural no se da, el campo de energía graba el dolor, emoción y química del instante y lo trae tatuado la siguiente vez, razón por la cual muchos bebés no paran de llorar en sus primeros meses de vida, porque sienten vibrar lo antiguo como algo real en sus pequeños cuerpecitos.
Una vez se van terrenalizando, las memorias se van volviendo más y más difusas hasta enterrarse en el inconsciente, pero con la carga emocional latente.
Cuando el impulso natural lleva a esa persona a investigar los porqués de su aflicción, podrá ir abriendo la información de su biblioteca personal a un escenario mayor; así cambiará su percepción de la situación sanando, perdonando y amando todos los otros yoes que lo componen.
Siempre os diré que no creáis lo que os digo, la duda mantiene el juego limpio, simplemente abriros a esa posibilidad y comprobadlo por vosotros mismos.
Ejercicio 1
Túmbate cómodamente y respira en profundidad. Cuando la respiración es circular, la inspiración y la expiración se unen suavemente y nos llevan a un estado mental parecido al del sueño, donde los pensamientos se retiran. Y ahora, pide a tus guías espirituales que te rodeen de la energía más apropiada en este momento para tu evolución, envíen frecuencias de amor hacia ti y te lleven al Infinito Instante, donde tu alma inmortal se une al momento actual.
Ejercicio 2
Busca un espacio en calma, toma varias respiraciones profundas, pide a tu séquito o guías personales que te muestren partes de ti que han transitado por otras épocas, especialmente las que vibren con más fuerza en esta vida y las que te impiden ir hacia tu propósito de vida actual.
Es un extracto del libro
EL INFINITO INSTANTE
Espiritualidad a pie de calle
Escrito por Beatriz Cuairan
Disponible en Sucursal de Luz
Sucursal de Luz
Calle Mayor, 77 31001 Pamplona
Teléfono +34 948 221 637
Email: [email protected]