Les Grands Ballets Canadiens cierran la temporada de artes escénicas del MUN el próximo miércoles 1 de mayo con un doble programa: la adaptación coreográfica de la Sinfonía Nº7, de Beethoven, y Cantata, del italiano Mauro Bigonzetti. Con dirección artística de Ivan Cavallari, esta compañía de danza con sede en Montreal ofrece una propuesta con dos obras de estilos contrastados de dos grandes coreógrafos europeos, que combina fuerza y delicadeza, ritmo y sutileza. Todavía hay entradas disponibles en web y taquilla.

La adaptación coreográfica de la Sinfonía Nº7 de Beethoven está considerada la obra maestra de Uwe Scholz (1958-2004), que fue director de danza en la Ópera de Leipzig, y que tuvo preferencia por la creación de coreografías para grandes obras sinfónicas. En ella, los bailarines entablan una relación simbiótica con la música de Beethoven. El director artístico de la compañía, Ivan Cavallari, explica que es una maravilla ser testigo de esta obra, que inicialmente no fue compuesta para la danza. “Uwe Scholz empuja los límites de las obras clásicas con su uso de líneas puras, trajes simples y transparencia”, adelanta. Coincide con él Teresa Lasheras, directora de Artes Escénicas y Música del MUN, quien señala que “el público podrá disfrutar de una de las obras más representativas del trabajo del polifacético coreógrafo alemán de exquisita musicalidad, formado en la escuela de John Cranko en Stuttgart, que es sin duda una de las escuelas europeas de danza más interesantes de la segunda mitad del siglo XX. Es una obra de líneas depuradas y exquisita elegancia”.

Por su parte, la Cantata de Bigonzetti (1964) está inspirada en la música italiana de los siglos XVIII y XIX. Con su lenguaje gestual visceral y apasionado, evoca la escarpada belleza del Mediterráneo y los colores del Sur. Las voces y la música de los cuatro cantantes en escena sumergen a las diez parejas de bailarines en el ambiente festivo del sur de Italia, al son del acordeón y la percusión. Ivan Cavallari compara esta obra “con un buen vino: es incluso mejor cuando se comparte con otros. Es por esto que las escenas de grupo son tan embriagadoras”. Teresa Lasheras, por su parte, destaca que “Cantata nos transporta al sur de Italia” y que la música en directo refleja “la alegría y vivacidad de una fiesta en el campo. Es una obra maestra de Mauro Bigonzetti, el gran coreógrafo italiano que ha trabajado para las principales compañías del mundo”.

Lasheras valora, además, que “tener en el MUN a Les Grands Ballets Canadiens, con Ivan Cavallari al frente, es una gran oportunidad para conocer el excelente trabajo de una de las principales compañías de ballet del mundo”.

Les Grands Ballets Canadiens se dedican al desarrollo de la danza en todas sus formas, basándose en el ballet clásico. Bajo la dirección artística de Ivan Cavallari, más de cuarenta bailarines canadienses e internacionales, acompañados en su sede por la Orquesta Les Grands Ballets, llevan al escenario los grandes clásicos del ballet, además de las creaciones de artistas contemporáneos.

Ivan Cavallari comenzó su formación en la Escuela de Ballet del Teatro alla Scala de Milán. Sus profesores reconocieron su talento concediéndole una beca para la Escuela de Ballet Bolshoi de Moscú, en 1981, donde continuó su formación hasta 1983.

De 1984 a 1985 bailó en la Escuela de Ballet de la Scala antes de incorporarse al Ballet de Stuttgart en 1986. Bailó todos los papeles principales de los ballets de John Cranko y representó regularmente las obras de este con el Royal Ballet Covent Garden, de Londres. Entre 2007 y 2012 fue director artístico del West Australian Ballet, y en 2013 fue nombrado director artístico del Ballet de l'Opéra National du Rhin. Actualmente y desde la temporada 2017-18, asume el mando de Les Grands Ballets. Como coreógrafo, crea nuevas piezas como Presto-Detto, Giselle y Romeo & Juliet.