The Measure of the Step, el nuevo disco de LUBACK

LUBACK. Foto de Roberto Valentín Carrera
 
 


The Measure of the Step es una declaración abierta y rotunda sobre lo que es para esta banda "hacer música". No se trata de ir contracorriente, pero sí al menos de ignorar los cánones de la industria a la hora de crear, de expresarse, de sentir y de crecer. De hecho, el título (que podría traducirse como "La medida del paso/escalón") se refiere precisamente a eso: al modo en que valoramos cada paso que damos y al baremo que utilizamos para medir nuestro ascenso por la larga escalera del éxito. Para Luback, el único éxito verdaderamente importante es su propia sensación, sentirse realizados y satisfechos con su propio trabajo. Y todo envuelto en una libertad que, al final, es lo que esperan transmitir a quien les escuche.

El inicio del disco ya es una bofetada a los criterios comerciales. El primer corte, "Inner Cry", es un instrumental con sonido folk y cierto colorido pinkfloydiano. Emoción, delicadeza, de menos a más y pura expresión musical. El mensaje es claro: "No tenemos por qué ser directos, ni contundentes, ni vamos a llamar tu atención forzadamente. Pero, si quieres escuchar música, quizá este sea un buen disco para ti".


Cuando nuestra cabeza está aún saboreando las cuerdas de "Inner Cry", aparece "Fighting Star" y nos saca del trance. Nos lleva de golpe a un terreno completamente distinto y nos dice: "Lo que espero es que ya no sepas qué esperar. Abre tu mente". Un tema sobre luchar por una vida decente, sobre valores y fortaleza ante la adversidad, y en el que lo único que podemos considerar "estribillo" es la melodía de un riff. El tema está inspirado en la cara más soul de los últimos años de Van Morrison. Una base que camina por sí sola deja que la instrumentación campe a sus anchas. Al final, Marcus y Cristian se unen en un solo a dos guitarras que muestra la comunión y el sentido de Banda de Luback.


Por fin llega "Heat, Flames And Fire", primer single oficial del disco (nov 2020). A veces lo que sale es así de redondo, y tampoco hay que esconderlo. Un tema sobre la pasión que cabalga entre Led Zeppelin y The Rolling Stones y que muestra ese sello inconfundible: rock clásico con sonido del s. XXI.


Con "Shaped By You" aparece un nuevo estado de ánimo. En una de las mejores letras de la banda, las estrofas hablan, al mismo tiempo, de la relación de una persona con el amor de su vida y con la música. El aprendizaje, la alegría, la belleza, la tristeza, el respeto más profundo... Con una producción basada en el folk moderno de Mumford & Sons y un piano de cola sosteniéndolo todo, una vez más no hay estribillo. Solo breves instrumentales para una armónica que vuela libre.


Y, para no pasarse de intensitos, llega "Black Cat" con humor, un riff que no te suelta y una ligereza que también quiere formar parte de todo esto. Blues-rock con aires sureños, entre Tom Petty y JJ Cale y con un cuidadísimo trabajo en los instrumentos de cuerda. El hammond y una batería suelta y firme rematan la energía felina del que fue el tercer single publicado.


A punto de atravesar el ecuador del disco, "Tale Of The Gang" pega un puñetazo en la mesa mirándonos a los ojos. Tiene algo del rock acústico-eléctrico de Led Zeppelin, algo de progresivo, algo de psicodelia, pero todo está atado y bien atado en un trabajo instrumental de orfebrería. Diferentes melodías y progresiones rodean dos estrofas que flotan como dos islas. La letra nos habla sobre los miembros de la banda, aunque desde un punto de vista muy muy personal.


Para entrar en la segunda mitad del redondo, "Need" escupe mala leche y el rock más contundente de Luback. Otro riff a dos guitarras (con algo de ZZ Top en el inconsciente), una dura pegada en la base y un hammond atípicamente agresivo, todo para hablar de lo que está mal en nuestra sociedad, de lo que nos dicen que debemos ser, lo que se supone que debemos querer... De la resignación de muchos y del cabreo de unos pocos.


Track 8: "Outcast". Un tema acústico, ambiental y algo hipnótico que nos traslada a las polvorientas carreteras de algún desierto de Estados Unidos. Con Ry Cooder y The White Buffalo combinándose en el horizonte, esta canción nos cuenta la vida de alguien que desde siempre se ha visto obligado a vivir como un paria, fuera de la ley o de las costumbres de la mayoría. Es el single que acompaña la salida de este álbum.


"Light State Of Mind" aparece para envolvernos en una luz cálida y vibrante. Los riffs, las melodías armonizadas en guitarras al más puro estilo de The Allman Brothers, y una base alegre y fluida nos llevan hasta una coda cuya emotividad crece progresivamente para terminar posándose suavemente. La ilusión al empezar una relación y la paz y el equilibrio que puede traer consigo son la esencia que se desprende de este tema.


Para entrar en la recta final, el tema más largo del disco: "Life Guru". Con Marcus King y Jimi Hendrix como referencias en la guitarra principal, el soul asoma la cabeza entre los brochazos noventeros de The Black Crowes y el casi omnipresente rock sureño. Hablando de lo estúpidos que podemos llegar a ser cuando nos ponemos a dar consejos, los coros aportan un nuevo color a la paleta del disco y nos invitan a una empatía poco común. Con el giro y cambio a mitad de corte, son en realidad dos canciones en una. Final épico.


La penúltima, "Beware", es la producción más sutil de todo el disco. Cuatro estrofas escalonadas, instrumentos que entran y salen, diferentes pulsaciones en base y arreglos... Inspirada en el documental "Searching For Sugar Man", se mueve entre Rodríguez Y Bob Dylan con un punto de aspereza que refleja la desesperación que hay de fondo en el tema más comprometido de la banda, aunque siempre con una puerta abierta a la esperanza.


Y acabamos con "Empty Pocket", folk de taberna y desparrame. La historia de este pobre borracho, a quien no le queda dinero para otra copa, nos muestra que para Luback todo este viaje ha sido ante todo divertido y disfrutado. Con Johnny Cash empapando descaradamente cada acorde, nos complace comunicar que hay final feliz: en la última estrofa, el protagonista descubre que tiene un vaso lleno en la mano. Enternecedor, ¿no?

 

 

 

 

CRÉDITOS

 

LUBACK son:
Manuel Fernández – Bajo, violín y coros
Héctor Cebrián – Batería y percusión
Yago Sáez – Hammond, rhodes, piano, teclados y coros
Marcus Wilson – Guitarra solista y coros
Cristian del Corral – Voz, guitarra y armónica

Chelo en "Inner Cry": Blanca García
Coros en "Black Cat" y "Life Guru": Lucía Arjona and Blanca Villanueva

Disco producido por Fran Meneses y LUBACK.
Todas las canciones grabadas, editadas, mezcladas y masterizadas por Fran Meneses en Metropol Studios (Madrid).
 

 
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