OPINIÓN

La Banda del Sol vuelve a tocar ‘Lágrimas de San Pedro’ desde la Giralda

Toque de las Lágrimas de San Pedro por parte de la Banda del Sol. Cedida

Madrugada del 28 al 29 de junio, la tradición se repite, de nuevo en la catedral de Sevilla, concretamente en su torre más conocida y carismática, la Giralda, se escucharán, en varios horarios, el toque de las Lágrimas de San Pedro por parte de la Banda del Sol de la ciudad hispalense.

Un año más, como indica la tradición rescatada hace más de tres décadas, han vuelto a sonar desde la Giralda, los toques de seis clarines de la Banda de Ntra. Sra. del Sol, interpretando las «Lágrimas de San Pedro», una composición creada en el siglo XV y que ha estado años sin escucharse.

Esta tradición es interpretada en tres sesiones: la primera de ellas a las 0,00 horas del día 28 de junio y las otras dos a las 9,30 y a las 12,00 horas del 29 de junio, Solemnidad de San Pedro y San Pablo. Minutos antes, los alabarderos desfilan por las gradas de la Catedral y hacen guardia en la puerta de Palos mientras comienza el repique de las campanas de la Giralda, dando paso al toque de los seis clarines de la banda del Sol. Tocan tres veces la misma melodía en cada punto cardinal, recordando las veces que el apóstol Pedro negó al Señor.

 Este acontecimiento que rememora la algarabía y celebraciones que se llevaron a cabo en la ciudad con el regreso del infante Don Fernando tras la conquista de la ciudad de Antequera en 1410. Estas fiestas y celebraciones aparecen reflejadas en las diferentes crónicas del momento. La crónica continúa narrando la comitiva que llegaba a la ciudad tras la gloriosa victoria sobre las tropas musulmanas logrando la conquista de la importante plaza de Antequera, lugar estratégico para continuar con su avance conquistador dentro de lo que quedaba del Reino Nazarí de Granada.

A continuación, el Infante Don Fernando, siguiendo todo el protocolo establecido, acudió a la Catedral de Sevilla, entrando por la puerta del Perdón, para orar y dar las gracias ante la suerte obtenida en la batalla. Así como depositar la espada de Fernando III que empuñó durante la conquista de Antequera.