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¡Sincericidio! La verdad, toda la verdad y... ¿demasiada verdad?

¿Has oído hablar del "sincericidio"? Si no, no te preocupes, ¡yo tampoco hasta hace poco! Es una de esas palabritas que nacen en las redes y de repente la ves y la oyes por todas partes. Cosas del algoritmo de internet.

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Imagen de Robin Higgins en Pixabay
¡Sincericidio! La verdad, toda la verdad y... ¿demasiada verdad?

Entonces ¿Qué es eso del sincericidio?. Imagina que en tu cerebro tienes un botoncito que dice "Mejor piénsalo dos veces antes de hablar". Bueno, el sincericidio es básicamente decidir no darle al botón y soltar lo primero que se te cruza por la mente, sin importar cómo pueda afectar al prójimo. Parece liberador, ¿verdad? Pues no siempre es tan divertido para quien está del otro lado.

Pensar antes de hablar es como un viejo consejo de tu abuela.  Sin embargo, en la era de las redes sociales, donde todo se comparte instantáneamente, parece que a veces olvidamos las viejas sabidurías.

Puede que creas que decir exactamente lo que piensas es lo que tienes que hacer. Pero decir lo que piensas conlleva grandes responsabilidades (y no, no es tan estupendo como suena).

¿Por qué a veces la Sinceridad duele?

Aquí está el truco: ser sincero es genial y todo eso, pero ¿qué pasa cuando tu "sinceridad" te convierte en el villano de la película? Puede romper corazones, terminar amistades y hacer que las cenas familiares sean super incómodas. A nadie le gusta escuchar que el plato que han preparado con tanto esfuerzo sabe raro , especialmente si no preguntaron tu opinión.

Además, si consideramos las repercusiones sociales del sincericidio, encontramos que en algunos espacios, como en el trabajo o durante negociaciones delicadas, decir todo lo que pensamos sin filtro puede llevar a consecuencias desastrosas. Casi como meterse en un jardín de cactus... te puede doler mucho

No estoy diciendo que mientas sin control, busco más proponerte un equilibrio:: Sincericidio vs. Tacto

 Puedes ser sincero (incluso en el trabajo) sin que te etiqueten de asesino en serie de sentimientos. Me preguntan muchas veces como dar un feedback negativo o decir algo que la otra persona no quiere oír. Si no lo quiere escuchar no puedes hacer mucho por cambiar su actitud, pero es mucho mejor si se lo metes entre pan y pan. Te lo explico mejor. Un truco que les propongo a muchas de las personas con las que trabajo es “técnica del sándwich”: empiezas con algo positivo, luego la crítica (suave, suave) y cierras con otro comentario positivo. El relleno del bocadillo puedes ser lo más importante, pero si no le pones pan, no hay quien se lo coma.

Desde el punto de vista de un psicólogo, el sincericidio puede venir de varios rincones oscuros de nuestra mente. Puede ser que nos sintamos tan presionados por ser transparentes y auténticos que pensemos que la única salida es ser brutalmente sinceros. Quizá podamos estar usando la sinceridad como escudo (o espada) para no enfrentar a nuestros fallos o nuestras inseguridades.

Y en este mundo loco de cancelaciones y opiniones a los extremos, soltar verdades a diestro y siniestro, puede ser una manera de marcar territorio para mostrar que eres alguien que no se anda con rodeos. Pero, ¿a qué costo?

Ser sincero no significa que tengas que ser un libro abierto sobre cada pensamiento crítico que cruza tu mente. Por si a veces te resulta difícil y para que leer este artículo te sirva de algo, te paso unos consejillos para mantener tus relaciones sanas mientras sigues siendo auténtico:

  1. Ponle filtro: Antes de lanzar esa "verdad", pregúntate si es útil, necesario o amable. Si no pasa la prueba, quizás es mejor guardarlo para ti.
  2. Deja que la Empatía sea tu nueva mejor amiga: Intenta ver la situación desde la perspectiva de la otra persona, ponte en sus zapatos, vaya. No es tan difícil, y puede ayudarte a entender mejor cómo ajustar tu mensaje.
  3. El momento lo es todo: no cantarías "Feliz Cumpleaños" en un funeral (espero), piensa cuándo y dónde dices tus verdades.
  4. Construir cuesta mucho más que destruir:  Si vas a decir algo crítico, intenta que sea de manera que ayude a la otra persona a crecer, no que la haga sentir pequeña.

El sincericidio puede ser una fiesta en la que todos terminen llorando en el baño, o puede ser una celebración de honestidad bien manejada. La elección depende de cómo equilibres tus palabras. Así que la próxima vez que sientas la necesidad de ser "demasiado sincero", recuerda que a veces, un poco de tacto puede ser tu mejor aliado.

Ainhoa Campo

www.ainhoacampo.com

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