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SALVADOR NAVARRO - ESCRITOR AUTOR DE 'NUNCA SABRÁS QUIÉN FUI

Ojos abiertos

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FOTO: MARTA SALAS
Ojos abiertos

Hace pocos meses terminé la novela autobiográfica de Amélie Nothomb, 'Ni de Eva ni de Adan'. De ella extraje una cita:

"Me gustaba la idea de no saber si iba a ver pintura, escultura o una retrospectiva de varios estilos. Sería bueno acudir a las exposiciones siempre así, por casualidad, con total ignorancia. Alguien quiere mostrarnos algo: simplemente eso ya cuenta".

No sé por qué, pero en los últimos meses me he encontrado sumergido en conversaciones, con personas que aman la creación literaria, sumamente críticas con el llamado 'arte moderno'.

Comentarios del tipo: todo es una farsa, un niño de cinco años hace mejores dibujos que muchos de esos artistas, es un mundo de arribistas...

Se critica 'el urinario de Duchamp', los cuadros de salsa de tomate de Warhol, las esculturas de Picasso con elementos básicos, los contenidos del Centro Pompidou de París, del Reina Sofía de Madrid, de la Biacs de Sevilla.

Creo, sinceramente, que no es sólo un problema de falta de humildad de quien critica, que estoy convencido que algo hay, sino de incapacidad de disfrutar.

La arquitectura de hoy es consecuencia de movimientos rompedores, los logotipos de las empresas, los apeaderos de los autobuses, el diseño de los automóviles... No podemos volver a tiempos en que no existía la fotografía, el vídeo, donde la única forma de reflejar la realidad era el pincel o el cincel.

Si Duchamp consiguió que un urinario entrara en el Museo de Arte Moderno de Nueva York sería por algo, tal vez la pura provocación de exponerlo, fuera de contexto, ya arrojaba una reflexión acerca de lo que deben ser los límites del arte, de lo políticamente correcto... Al menos así lo veo. No tengo la formación ni la experiencia para emitir juicios firmes, casi que ni quiero, pero como persona que trata de crear, de hacer reflexionar, de plantearse el mundo desde su propia esencia, sé que cuando entro en el Guggenheim de Bilbao o en el Museo de Arte Moderno de Estrasburgo, estoy totalmente dispuesto a dejarme seducir.

Quiero que me provoquen, quiero ver momias colgadas de un ventilador, habitaciones desordenadas entre altavoces, desnudos impúdicos de personas obesas, video-performances de flamencas clavándose alfileres, manchas en el techo, cuadros de un solo color, lámparas que son tetas, tetas hechas de corcho, corcho repartido en vitrinas... Me apetece ver sillas de siete patas, relojes sin agujas, interpretaciones del dolor hechas por Francis Bacon, interpretaciones de Bacon hechas por escultores de metal, paisajes sin paisaje, figuras deformadas que me transmitan que la vida es eso: absurda, imprevisible, sarcástica, terrible, hermosa, incomprensible, interpretable... Quiero que pongan a prueba mi capacidad de ser indiferente.

No niego el derecho a criticar, a veces, con fuerza, incluso con desprecio, obras no entendibles o posibles farsas. Es parte del juego.

Quiero ver con ojos abiertos y tratar de comprender al otro.

Salvador Navarro - Escritor

Autor de 'Nunca sabrás quién fui

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